Sembrar cizaña

Ser orgulloso o sentirse orgulloso son dos polos opuestos.
Los orgullosos son aquellos que tienen el ego excesivamente cocinado. Aunque a veces y por necesidad de subsistencia hay que tragarlos, su chamusquina siempre es indigerible y tiende a provocar vómitos.
Sin embargo, cuando el orgullo se transforma en sentimiento, su significado gira en redondo. Sentir orgullo es el combustible de la convicción, la energía que nos aísla de la frialdad de la duda, la brasa que mantiene cálido el cerebro.
El sentimiento de orgullo hace el trabajo de un armazón íntimo sobre el que construimos nuestra pertenencia a una familia, a un grupo, a un país. Se refuerza con realidades: la honestidad, el ejemplo, la capacidad, los éxitos. Y se destruye con estupideces: la crítica idiota y permanente, la avaricia de poltrona, la mediocridad, la falta de visión y ambición.
Sin sentimiento de orgullo nace la indiferencia, la apatía e incluso lo que es peor, la frustración.
Aquí es donde radica el gran delito de ciertos líderes políticos cortos de vista y vuelo. Su más que evidente y repetitiva mediocridad significa la mayor fatalidad para la democracia, porque provocan mucho más daño colectivo que su personal pérdida de credibilidad y votos: día tras día están consiguiendo que se vaya apagando el orgullo de pertenecer, algo que en términos electorales se traduce en abstención.
Ellos son la cizaña de la democracia.
abecerra@adn.es
Clickeando sobre la imagen del reloj podrás ver un fabuloso video publicitario de Festina en el que se narra un poema de Ángela Becerra. Sin duda este video consigue emocionar al espectador. Que bonitos versos, Ángela. Julio Monje.

Ángela en el diario ADN

Ángela en el diario ADN
Semanalmente podemos leer las fantásticas columnas de Ángela en este diario de más de un millón de ejemplares.

Ángela Becerra

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