El amor propio nos fortifica; el interés que podemos despertar en los demás nos masajea.
El aislamiento temporal, buscado y pactado con la propia conciencia, acostumbra a ser buena fuente de energía porque ayuda a vernos solos frente a un espejo que potencia la propia imagen. Durante minutos, horas o días, bloqueamos ruidos, obligaciones y tensiones hasta conseguir escuchar, en un silencioso vuelo por nuestros rincones más profundos, los latidos de los más íntimos sentires.
Pero salvo estos paréntesis de reflexión, nuestra vida transcurre inmersa en esa corriente imparable, a veces remanso y a veces remolino, que es la relación con los demás.
Si la reflexión es reencuentro, la relación es interés. En libertad, sólo nos relacionamos con quienes nos interesan porque nos aportan algunas de las mil y una energías que necesitamos para alimentar de materia y sentir nuestras vidas:amor, energía, amistad, talento, seguridad, belleza, diversión… ¡hay tantas!... y cada cual se sabe las suyas.
Y al igual que uno busca en otros, hay quienes prefieren nuestra relación porque creen que les aportamos aquello que no tienen y les sirve. Al final, todos somos coleccionistas de vida y momentos memorables. Intercambiamos nuestros cromos con los que más nos interesan de los demás. Cada vez que lo hacemos, tratamos de completar espacios vacíos de ese álbum intransferible llamado "Nuestra propia vida".
Clickeando sobre la imagen del reloj podrás ver un fabuloso video publicitario de Festina en el que se narra un poema de Ángela Becerra. Sin duda este video consigue emocionar al espectador. Que bonitos versos, Ángela. Julio Monje.
Secciones
- Articulos por Ángela Becerra (2)
- Articulos sobre Ángela Becerra (9)
- Columnas de Ángela Becerra en el Diario ADN (42)
- Criticas de las novelas (1)
- Cuentos por Ángela Becerra (1)
- Entradas por Julio Monje (12)
- Entrevistas a Ángela Becerra (7)
- Fotos de Ángela Becerra (7)
- Introducción al club de fans (1)
- Poemas de Ángela Becerra (2)
- Reportajes sobre Ángela Becerra (6)
Ángela en el diario ADN
Ángela Becerra
Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-Ángela Becerra-