La escritora colombiana Ángela Becerra ha elegido el París de Montparnasse como escenario de su última novela, Lo que le falta al tiempo , donde, a través de lo que se ha dado en llamar el "idealismo mágico", mezcla el arte con los sentimientos, la magia, la historia medieval y la condición humana.
Ángela Becerra (Colombia, 1957), afincada en Barcelona desde hace quince años, comenzó a escribir tarde, pero hoy es una autora de éxito. Con su primera novela, De los amores negados (2003), obtuvo el Latin Literary Award de la feria del Libro de Chicago y con El penúltimo sueño se llevó el premio Azorín y fue considerado el mejor libro colombiano de ficción en 2005. Traducida a dieciséis idiomas, está considerada la escritora colombiana más leída en España después de García Márquez, a quien ella "adora" y considera uno de sus "grandes maestros".
Y si hoy muchos jóvenes autores colombianos y latinoamericanos quieren mantener la figura de García Márquez, y su realismo mágico, por aquello de matar al padre y salvarse así de su poderosa sombra, Ángela Becerra vuelve a prenderse de la magia para ponerla al servicio de las emociones, "sublimar los sentimientos" y hablar de la condición humana, el amor, la locura, el poder, el erotismo y la dualidad: "Nadie es bueno ni malo, todos somos ángeles y demonios".
Así lo explicó ella misma a un grupo de periodistas que asistieron en París a la presentación de Lo que le falta al tiempo (Planeta). "Esta novela nace de un hecho real que me contaron mientras cenaba en casa de unos amigos en Barcelona. Mi amiga Teresa me regaló una historia fascinante sobre un secreto familiar. Durante siglos su familia había convivido con el cuerpo incorrupto de una adolescente. Una santa lapidada que hoy está en la Basílica de Santa María de la Seu de Manresa, pero que durante años estuvo en un armario dentro de un cofre en su casa".
A partir de ahí la autora se trasladó a París, "donde sólo se podía dar esta historia", y durante meses vivió y experimentó con lo que después sería su novela, una narración sobre "la dualidad en el individuo, los sentimientos, y el poder constructor y destructor de los artistas, en un París de principios del siglo XX, donde las vanguardias y la modernidad se daban cita". París, con Mazarine como protagonista, una estudiante de pintura que anda descalza por las calles y que vive en una casa del barrio de Montparnasse con el cadáver de una joven santa (Siena), que fue asesinada y violada por la Inquisición.
Ángela Becerra, que durante años se dedicó a la publicidad, conquista al lector desde la primera página y le transporta por un mundo de emociones intentado atrapar el tiempo. "Lo que le falta al tiempo es detenerse, pararse, y eso es algo imposible. Cuando lo estamos pasando bien queremos detenerlo, pero no podemos, y cuando lo pasamos mal queremos que pase deprisa. Siempre queremos dominarlo y eso es un delirio. Todo se mueve y no controlamos nada", sostuvo la autora.
Ángela Becerra (Colombia, 1957), afincada en Barcelona desde hace quince años, comenzó a escribir tarde, pero hoy es una autora de éxito. Con su primera novela, De los amores negados (2003), obtuvo el Latin Literary Award de la feria del Libro de Chicago y con El penúltimo sueño se llevó el premio Azorín y fue considerado el mejor libro colombiano de ficción en 2005. Traducida a dieciséis idiomas, está considerada la escritora colombiana más leída en España después de García Márquez, a quien ella "adora" y considera uno de sus "grandes maestros".
Y si hoy muchos jóvenes autores colombianos y latinoamericanos quieren mantener la figura de García Márquez, y su realismo mágico, por aquello de matar al padre y salvarse así de su poderosa sombra, Ángela Becerra vuelve a prenderse de la magia para ponerla al servicio de las emociones, "sublimar los sentimientos" y hablar de la condición humana, el amor, la locura, el poder, el erotismo y la dualidad: "Nadie es bueno ni malo, todos somos ángeles y demonios".
Así lo explicó ella misma a un grupo de periodistas que asistieron en París a la presentación de Lo que le falta al tiempo (Planeta). "Esta novela nace de un hecho real que me contaron mientras cenaba en casa de unos amigos en Barcelona. Mi amiga Teresa me regaló una historia fascinante sobre un secreto familiar. Durante siglos su familia había convivido con el cuerpo incorrupto de una adolescente. Una santa lapidada que hoy está en la Basílica de Santa María de la Seu de Manresa, pero que durante años estuvo en un armario dentro de un cofre en su casa".
A partir de ahí la autora se trasladó a París, "donde sólo se podía dar esta historia", y durante meses vivió y experimentó con lo que después sería su novela, una narración sobre "la dualidad en el individuo, los sentimientos, y el poder constructor y destructor de los artistas, en un París de principios del siglo XX, donde las vanguardias y la modernidad se daban cita". París, con Mazarine como protagonista, una estudiante de pintura que anda descalza por las calles y que vive en una casa del barrio de Montparnasse con el cadáver de una joven santa (Siena), que fue asesinada y violada por la Inquisición.
Ángela Becerra, que durante años se dedicó a la publicidad, conquista al lector desde la primera página y le transporta por un mundo de emociones intentado atrapar el tiempo. "Lo que le falta al tiempo es detenerse, pararse, y eso es algo imposible. Cuando lo estamos pasando bien queremos detenerlo, pero no podemos, y cuando lo pasamos mal queremos que pase deprisa. Siempre queremos dominarlo y eso es un delirio. Todo se mueve y no controlamos nada", sostuvo la autora.