Una de las mejores contraportadas de periódico que he leído es esta, una entrevista que le hicieron a Ángela a principios del pasado mes de julio. Saludos a todos. Julio Monje.
LA ENTREVISTA CON ÁNGELA BECERRA, ESCRITORA PREMIO AZORÍN DE NOVELA 2005 Y CREADORA DEL IDEALISMO MÁGICO
"Un beso no te miente nunca"
IMMA FERNÁNDEZ
Nació en Cali (Colombia) y durante dos décadas fue una publicista de éxito hasta que su deseo reprimido vio la luz: la literatura. En Lo que le falta al tiempo, su nueva novela, retrata el torbellino de emociones entre un pintor maduro y su alumna.
IMMA FERNÁNDEZ
Nació en Cali (Colombia) y durante dos décadas fue una publicista de éxito hasta que su deseo reprimido vio la luz: la literatura. En Lo que le falta al tiempo, su nueva novela, retrata el torbellino de emociones entre un pintor maduro y su alumna.
--¿Qué le falta al tiempo?--
Todos soñamos con manipularlo, detenerlo cuando vivimos algo maravilloso y acelerarlo si pasamos una crisis. Pero es imposible.
--Y soñamos con dejar de cumplir años. ¿Usted cómo lo lleva?--
Muy bien. Adquieres serenidad, relativizas y pierdes los miedos. Si me dijeran: te devolvemos la juventud, pero también todos tus miedos e inseguridades, me quedo con mis arrugas y con la experiencia.
--¿Ha aprendido a ser feliz?--
Siempre estás esperando que la felicidad venga gigantesca y diga: "¡Aquí estoy!". Pero solo hay pequeñas felicidades. Lo importante es saborear esas cosas sencillas; como cuando mis hijas bailan para mí. Lo he pasado muy mal y ahora quiero disfrutar intensamente lo bueno.
--¿Qué le pasó?--
Cuando estaba cruzando los 40 tuve una profunda crisis. Fui a la India y allí recuperé una parte mía que había perdido y en la que estaba la escritura; durante muchos años desvié esa creatividad hacia la publicidad. Allí afloraron muchas sensaciones, olores, que había perdido por la vorágine de la vida. Y recuperé la libertad para escribir sin límites.
--Y al volver cambió su vida. ¿Temió fracasar como escritora?--
No, empecé a ser coherente, a hacer lo que quería y no lo que me obligaban. Ya no tenía que demostrar nada. No escribo por el fin, sino porque me hace feliz.
--"El amor está en el beso; un beso no sabe mentir", escribe.--
Sí, es así. Yo supe que lo mío con mi primer marido no funcionaba por un beso. El beso no te miente, es la máxima expresión del amor. Es un intercambio de salivas, si no hay gusto, es terrible.
--En su libro indaga sobre la complejidad humana. ¿Somos difíciles?--
Nunca llegamos a conocer a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Clasificamos a la gente: el bueno, el malo... pero todos somos duales, la luz y la sombra van a la par y basculamos entre la razón y las emociones.
--¿Qué domina en usted?--
Siempre he sido de pasiones. Me gusta vivir intensamente, y eso te lleva a ser muy feliz o muy desgraciada. Pero no me gustaría vivir en las aguas tibias; me gusta emocionarme, por eso escribo; me meto en un universo donde vivo muchas vidas.
--Como la de Mazarine, la protagonista de su novela, que va descalza.--
Yo odio los zapatos, me encantaría ir descalza. De niña paseaba descalza por Cali. El recuerdo que tengo de mi madre es: "¡Ponte los zapatos!".
--¿Qué otros recuerdos guarda? --
Los ruidos silvestres, el dulce de mi abuela, con todos los nietos peleándonos por él. Éramos siete hermanos y no podían estar por mí, así que me divertía sola, coleccionaba ranas y escribía cuentos. Con ellos lograba lo que no tenía: si la vecina tenía patines y yo no, en el cuento la niña tenía patines, bici... En mi madurez me he reencontrado con esa niñez que me hace sentir viva.
--Y ha creado el idealismo mágico.--
Me lo dijeron y leí en internet que es cuando los personajes tienen una emoción muy fuerte que transforma el escenario; y, sí, en mis libros hay lluvias de sapos, sucesos... Una voz literaria se configura con las experiencias, los orígenes, los sueños...
--E historias reales como la de La Santa de su libro. Cuente.--
Una vecina me habló del cuerpo incorrupto de una niña mártir del siglo XII que había pasado de generación en generación; un regalo de la Iglesia a un antepasado. Ahora está en la basílica de Manresa y se conserva perfecta. ¡Es de una ternura! Pero aparte de esto, quería escribir sobre la dualidad. A veces solo vemos lo malo, pero siempre hay algo detrás. Son los miedos, la timidez, los egos... Una persona con un gran ego es alguien con un miedo inmenso.
--¿Cómo está su ego?--
Bien, me he ido trabajando y me quiero. Es la base para caminar por la vida. Somos seres completos, pero la educación nos incompleta. Yo durante muchos años no me quería. Esperaba la aprobación de los de- más, porque nos dicen que debes hacer las cosas para ser aceptado.
--No nos enseñan a querernos.--
Debería existir una asignatura de amor propio. La gente elegiría sus caminos más libre, no para agradar. Pero te enseñan que si piensas en ti eres egoísta. Y lo primero eres tú. Si tú estás bien, los demás también.
--También nos dicen que debemos buscar a nuestra media naranja.--
¡Para nada! Tú eres una naranja completa y el otro es otra naranja, y de los dos sale un jugo buenísimo. Uno no debe esperar que la pareja le complete. Cada cual hace su camino y a veces se cogen de la mano y comparten paisajes, pero si haces el camino del otro, lo pisas y eso duele.