Todo lo que mejora es porque alguien no acepta lo que existe y consigue superarlo.
La vida es un balanceo descompasado entre la rutina y la ilusión, entre repetir lo conocido y alcanzar lo anhelado.
Las rutinas siempre se heredan, porque en su origen nunca fueron nuestras: nos las transmitieron otros que muchas veces las aceptaron sin más, y cuando en la repetición de lo conocido encontraron su apático bienestar, su beneficio e incluso su poder, nos las impusieron. Este es el principio de la "sociable mezquindad": bajo ningún concepto nuestras inquietudes pueden alterar y poner en peligro su acolchada comodidad.
Las ilusiones son todo lo contrario: nacen en nosotros. Son estallidos que nos invaden, a veces por un contagio ambiental que nos hace disfrutar una novedad. Pero las importantes, a veces trascendentes, son las que desde la ética incubamos entre nuestras más íntimas inquietudes: aquellos sueños y pasiones que nos elevan, proyectan y, cuando los convertimos en posibles, nos hacen.
La rutina es surco ajeno. La ilusión, a las propias. La rutina sirve para dormir; la ilusión, para soñar.
Desde la historia de la humanidad hasta la nuestra personal, todo es configurado por un constante balanceo entre lo trillado y lo nuevo.Y al final, lo único que nos hace mejorar es la búsqueda del bien propio y el bien común, cuando germinan en libertad, sin imposiciones ni fanatismos. Va a épocas.
Ángela Becerra
Clickeando sobre la imagen del reloj podrás ver un fabuloso video publicitario de Festina en el que se narra un poema de Ángela Becerra. Sin duda este video consigue emocionar al espectador. Que bonitos versos, Ángela. Julio Monje.
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Ángela Becerra
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