Este artículo nos habla de Ángela Becerra cuando estuvo en Buenos Aires presentando "Lo que le falta al tiempo". Es interesante, el artículo dice que su marido es "un publicista retirado, devenido en escritor de thillers", desconocía el dato de que su marido escribiese, averiguare su nombre y que ha publicado. Saludos! Julio Monje
Esta colombiana de 49 años cambió la fama de publicitaria para convertirse en una exitosa escritora y no le fue nada mal: en 2001 Planeta publicó su libro de poesía Alma abierta y de allí los premios internacionales no se hicieron esperar.
En 2004 obtuvo el premio Latino Literary Award, que otorga la comunidad latina en Estados Unidos, por su primera novela De amores negados. El 2005 la esperaría como la ganadora del Premio Azorín, con su segunda novela El penúltimo sueño.
Ahora ha presentado su última creación, Lo que le falta al tiempo, en la última Feria del Libro en Buenos Aires y ya tiene vendidos 115 mil ejemplares. Aquí un breve repaso de la entrevista que el diario Clarín le dedicó a esta mujer signada por el triunfo.
Hace nueve años que Angela Becerra dejó el mundillo acelerado de la publicidad, en su oficina de una de las mayores agencias de Barcelona, para convertirse en escritora, el oficio que llevaba escondido en cuadernos y notas.
La publicidad es la cárcel y la literatura es la libertad.
Madre de dos niñas de 27 y 14 años, esposa de un publicista retirado, devenido en escritor de thillers, Becerra es un ejemplo de la tenacidad y empeño por buscar una vida más agradable.
Dice que escribe para exorcizar los fantasmas de su vida y que una de sus escritoras de cabecera es Virginia Woolf, otra gran retratista de la animosidad femenina y encantadora de demonios.
El cambio de hábito le llegó en pleno desarrollo y hastió con su carrera de publicista, agobiada por las exigencias, decidió hacer una viaje a la India, donde finalmente encontró la voluntad para deshacerse de todo: “Había viajado con una maleta y allí regalé todo. Me quedé con tres cuadernos en blanco y empezó a salir mi primera novela. Me quedé tres meses en una playa de pescadores. Hacía tiempo que practicaba yoga, pero aprendí a meditar, me despertaba temprano, ayudaba a las mujeres a limpiar el pescado, eso cambió mi concepto de la vida”.